Desde un punto de vista
financiero el ahorro es aquella parte del ingreso que se “guarda”, es decir que
no se consume en el presente, sino que más bien se reserva para el
futuro. Los objetivos que persiguen las familias o personas al ahorrar
son tan diversos como familias y personas hay, no obstante se pueden establecer
4 tipos principales de ahorro, a saber:
1) Ahorro como “colchón de
seguridad”: muchas
personas deciden guardar parte de sus ingresos para prevenir circunstancias no
previstas tales como enfermedades, despidos laborales, accidentes o situaciones
inusuales que pudieran generarles un requerimiento de dinero que no está
contemplado en el presupuesto ordinario. Este tipo de ahorro es bueno siempre y
cuando se tenga claro dos cosas: 1) ¿en cuales circunstancias se haría uso del
fondo generado por este ahorro? y 2) ¿Qué monto máximo de ahorro para
emergencias se debe llegar a tener?. Esto por cuanto el ahorro de emergencia o
de seguridad se convierte muchas veces en una obsesión por guardar dinero,
muchas veces sin ningún sentido por un temor irracional a quedarse sin el
mismo. En estos casos, el ahorrador pasa a ser una persona avara y tacaña
y su corazón empieza a mirar el dinero con otros ojos. Debemos recordar que
“raíz de todo mal es el amor al dinero” por lo tanto hay que tener cuidado con
los ahorradores compulsivos pues podrían estarse “enamorando” de sus cuentas
bancarias.
2) Ahorro
programado con fines específicos: Consiste en guardar una
suma de dinero en forma quincenal o mensual con el objetivo de alcanzar una
“meta” de ahorro para una fecha determinada y con un fin específico. Este tipo
de ahorro es muy sano y le permite a las personas y familias cumplir con
obligaciones periódicas de manera responsable sin afectar el presupuesto
ordinario. Algunos ejemplos de este tipo de ahorro son: Ahorro para pago
de Matrículas y Colegiaturas de Estudio, Ahorro para Gastos Navideños, Ahorro
para pago de Cuotas o Seguros Anuales, Ahorro para Celebraciones, Aniversarios
o Festividades Especiales. Existen muchas formas para realizar este ahorro,
desde “depositar” el dinero en una cuenta bancaria o de ahorros, hasta
invertirlo en Fondos de Inversión Anuales ganando intereses sobre dicha
inversión.
3) Ahorro
para Proyectos Específicos: este tipo
de ahorro se genera con la intención de cumplir alguna meta o sueño específico.
Ejemplos de metas específicas pueden ser: Adquirir una Casa Nueva, Comprar un
Lote, Comprar un Vehículo, realizar un Viaje soñado, ahorrar para Casarse, etc.
Los ahorradores que acostumbran guardar parte de su dinero para cumplir estos
objetivos específicos son personas que alcanzarán muchos de sus sueños a lo
largo de su vida, debido a la disciplina y constancia que muestran al contener
el gasto presente para alcanzar metas en el largo plazo. ¿Cómo realizar este
tipo de ahorro?. Se recomienda analizar con detenimiento el monto
necesario para alcanzar el objetivo y establecer una fecha límite en cuanto al
tiempo máximo en el cual debería tenerse ahorrado el monto necesario. Es
importante la definición del plazo porque permite establecer el monto mínimo a
ahorrar por periodo para alcanzar la meta. De lo contrario, un sueño podría
quedarse en ser solamente un sueño al no tener metas y plazos específicos de
ahorro y de cumplimiento.
4) Ahorro
para el Largo Plazo: Este tipo
de ahorro está más enfocado a guardar para la vejez o para el tiempo cuando la
persona no puede generar ingresos por circunstancias meramente físicas (edad) o
de salud. Usualmente este tipo de ahorro se conoce como “pensiones
complementarias” o “fondos de pensiones voluntarios” y se hacen con una
perspectiva de largo plazo. El ahorro para el largo plazo permite asegurar a
las familias y personas su sostenimiento durante los años no productivos
laboralmente. Se recomienda que toda persona realice un ahorro para el largo
plazo durante sus años productivos asegurando de esta forma su subsistencia
durante sus años improductivos.
Formas de Ahorrar Bíblicas
1)
Guardando en el verano, para el invierno: Prov. 6:6. Esta forma se ilustra muy
bien con el proverbio de las hormigas, quienes trabajan duro durante el verano
para guardar o preparar su comida para el invierno. Las personas debemos ser
como las hormigas en varios sentidos: 1) Trabajar duro aun cuando nadie nos
esté mandando a hacerlo, 2) Aprovechar el verano de la vida, es decir, cuando
las fuerzas , energías y posibilidades son las mejores y 3) Guardar o ahorrar
para cuando se tenga necesidad y no se tenga la posibilidad de obtener el
mantenimiento. “El que recoge en el verano es hombre entendido”
2) Aprovechando los años de
abundancia para los años de necesidad: la historia de José, el judío convertido
en Gobernador de Egipto nos enseña cómo un hombre sabio, previene la necesidad
de su pueblo almacenando provisiones durante los años buenos para cuando vinieran
los años de escasez. . Igualmente, las personas deberíamos aprovechar los años
de abundancia, cuando los recursos están llegando a nuestras vidas para guardar
para los años difíciles que pudiéramos enfrentar en el futuro.
3) Teniendo un nivel de vida
razonable: Ahorrar no solamente significa “atesorar” o “guardar”, también
implica usar de manera adecuada los recursos que se poseen. Esto
significa que debemos establecer un nivel de vida razonable, según I Pedro
3:3-4, nuestro atavío o vestimenta no debe ser ostentoso, con adornos caros o
vestidos lujosos, sin más bien sencillo, afable y apacible, tratando de agradar
a Dios en lo interno y no con la parte externa de nuestros cuerpos. Igualmente
es importante tener contentamiento y agradecimiento por lo que tenemos como
dice I Timoteo 6:8: “Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con
esto”.
Como vemos, el ahorro es
importante para darle tranquilidad y paz a nuestra alma. Dios nos enseña
a través de su palabra que el que ahorra es sabio. De manera que el
ahorro siempre es saludable e importante. Además de que fortalece nuestro
espíritu en áreas como la paciencia, el contentamiento y la visión de lo que
queremos alcanzar.
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